«El ABC de la guerra debe estar sobre todo en las bibliotecas, casas de cultura, escuelas, etc. Escribiría gustoso a estos sitios, pues tiene que cesar entre nosotros este loco desplazamiento de todos los hechos y valoraciones de la época de Hitler y la guerra.»
Carta de Brecht a Heinz Seydel del 26 de julio de 1956

La tarea a la que Brecht consagra buena parte de su tiempo durante la Segunda Guerra Mundial tiene mucho que ver con el deseo de restablecer la verdad. La denuncia adquiere mayor alcance cuando configura un texto deliberadamente pedagógico: un Abecé, un Catón, unas Primeras Letras que todos deberían aprender y no olvidar.
Un texto ilustrado: Brecht recorta las imágenes de los medios de comunicación (por lo general periódicos y revistas) y de la propaganda, e intenta aclarar el contenido de las fotografías en epigramas de cuatro versos. Los epigramas deben «hacer hablar» las imágenes, y, en su mayoría, tomar partido en contra del objetivo (ilustrativo o heroizante) de las mismas.
La vinculación entre foto y explicación versificada la denominó Brecht «fotoepigrama» en sus diarios del exilio, iniciados el 20 de julio de 1938.

Hacemos llegar estas páginas por vez primera a los lectores en castellano. Se trata de una obra terroríficamente contemporánea, también esperanzada: Brecht quería denunciar expresamente las situaciones que permiten que unos hombres sometan a otros hombres, abusen de otros hombres y eliminen a otros hombres.

En los años del exilio se repetía que una lucha perdida no es una lucha inútil. Se lo decía con frecuencia a Ruth Berlau, añadiendo que de las luchas perdidas deben aprender las generaciones venideras.

«En tiempos en que se demanda el engaño y se fomentan los errores, el pensador se esfuerza por rectificar todo lo que lee y oye. Lo que lee y oye lo comenta en voz baja, corrigiéndolo al hablar. De oración en oración sustituye los enunciados falsos por otros verdaderos. Y esto lo practica hasta que no puede leer y oír otra cosa.»

Bertolt Brecht, Sobre la restitución de la verdad, 1934.

La publicación en alemania de este ABC conoció numerosos problemas, desencuentros, censuras y recomendaciones de los organismos oficiales (se llega a decir que es conveniente colocar una cruz gamada —símbolo prohibido— sobre las cabezas de las imágenes de los dirigentes nazis para que los partidarios de Hitler no estén tentados de recortarlas y colgarlas en las paredes, o se indica que los versos no son entendibles por el alemán de los años 50; se tacha como escandalosa la referencia al escote de Janea Suman; se alude a la inoportunidad política de algunas referencias para las reputaciones personales de políticos en ejercicio; o se acusa al libro de inconclusión), la edición en libro aparece en el otoño de 1955 con una tirada inicial de 10.000 ejemplares.
A pesar de la decidida publicidad de la editorial Eulenspiegel el libro es un fracaso (3.400 ejemplares vendidos en la RDA y 200 en la RFA). Los libreros justifican esta reticencia de los compradores con la «desconsideración política, tanto de las imágenes como de los versos».

La presente edición basada en la edición alemana de Eulenspiegel Verlag de 1994 es una reproducción de la primera. Está completada en el Anexo con todos los fotoepigramas que se eliminaron del ABC de la guerra publicado en 1955. Son posteriores variantes modificadas de los montajes o pertenecen a los diarios en los que Brecht procedió según el mismo principio de montaje texto-imagen.