No solo ni pronto sino con todos y a  tiempo

Ediciones del Caracol es un proyecto editorial dedicado a la publicación de libros y DVD principalmente con temáticas de contenido social y político, ya se aborden estas desde el punto de vista de la investigación, el ensayo o el documental como desde el de la ficción y la creación artística en su sentido más amplio. Formada por un pequeño equipo de personas que trabajamos en diferentes ámbitos de la cultura, nuestra empresa tratará de colaborar a la difusión de obras que consideremos urgente rescatar de la censura que ejerce el  mercado. Obras que, aunque traten con rigor temas de radical importancia, son en general condenadas a la invisibilidad por los grandes grupos mediáticos que dominan de forma cada vez más avasalladora la difusión de la información y la creación, en parte por  ser obras realizadas al margen del interés mercantil y político a corto plazo. Como única vía razonable para conseguir ese objetivo, el capital de esta empresa está formado por pequeños ahorradores que contribuyen fundamentalmente con su esfuerzo, dedicación y conocimiento, para garantizar la necesaria independencia, no solo financiera, de nuestro proyecto.

Atenderemos entonces prioritariamente a voces que hayan probado su independencia de los intereses de los poderes económicos y mediáticos y que son tan frecuentemente ignorados por las plataformas de difusión habituales, a las que incomodan profundamente. Voces tan representativas y de probada honradez como la de los indígenas zapatistas o la de Noam Chomsky, que denuncian y desenmascaran las estrategias de los poderosos para evitar la práctica de una democracia real en el mundo. Temas como la proliferación de las armas nucleares que, como prueba el cineasta indio Anand Patwardhan en el documental Guerra y paz, son defendidas cada vez con más furor  y con la interesada complicidad estadounidense, incluso por los políticos de un país como la India que consiguió afirmar su identidad nacional a través de la no violencia predicada por Gandhi. En este proyecto queremos tender la mano a cineastas como Patwardhan que representa, en el nuevo panorama que para los activistas y creadores dibuja la revolución digital y el abaratamiento de los costos de producción de una película,  un ejemplo a seguir que les anime a optar por un camino que preserve al máximo la independencia de su trabajo.

No queremos descuidar el rastreo en las obras del pasado en su relación con el presente y en ese sentido, no es casual haber elegido como mascarón de proa de nuestro catálogo el ABC de la guerra de Bertolt Brecht. Tanto sus inquietantes analogías con el presente como la original forma en que aborda su temática o el hecho de que su autor lo compusiese en el exilio y tardase más de una década en encontrar un editor, lo vinculan con lo que son nuestros propósitos fundacionales.

Dado que una importante singularidad de esta editorial es que su catálogo está abierto a la convivencia, de igual a igual, de dos registros que hasta ahora han hecho su camino por senderos bastante alejados —libros y películas— resulta imprescindible dedicar un espacio en esta presentación a las razones de esta, hasta hoy, infrecuente dualidad. En ese sentido lo que sigue esta dirigido, además de al público en general, de forma especial a los libreros y a los bibliotecarios, con el objetivo de animarles a no desdeñar las creaciones que en nuestro catálogo no adopten el formato del libro, conocedores como somos de lo poco habitual de un proyecto caracterizado como el nuestro y que, sin embargo, creemos que tendrá un papel crucial en la posibilidad de la supervivencia de librerías y bibliotecas.

Pensamos que el cine, en particular el denominado de autor, se dirige al mismo público que los libros hechos con rigor y que tanto editoriales como librerías y bibliotecas deberían empezar a considerar la posibilidad de ofrecer, al lado de los libros, películas elegidas con un cuidado criterio selectivo que atienda tanto al rigor como a la originalidad de sus contenidos.
El DVD, debido a su gran capacidad para albergar contenidos diversos e interactivos, lejos de ser, como suele presentarse, un rival del libro, debería ser su aliado y compañero, con el que compartiría su extraordinaria potencia como depósito de la memoria del conocimiento y la creación.
  
La revolución digital, que ha conseguido abaratar de una forma considerable los costos de la realización de una película, anuncia desde hace tiempo una nueva era de gran independencia para sus autores También predice un auge de creatividad en registros hasta ahora poco explorados por el cine como son el ensayo, la reflexión poética, la investigación política, la recopilación de testimonios vinculados a la memoria histórica y la cultura popular o los diarios: historias extraídas de la filmación cotidiana del paisaje humano más inmediato a la vida del autor. Sin embargo, muchas de estas obras, surgidas de una vocación de independencia frente a los intereses de los distribuidores cinematográficos y los ejecutivos de las televisiones, van a encontrar grandes dificultades para difundirse entre sus pretendidos destinatarios.

Un fenómeno reciente, la distribución y consumo de las películas en formato DVD —cuyo proceso de producción editorial no es mucho más complicado que el de un libro— y su contemplación en el ámbito de la privacidad doméstica, ha abierto unas perspectivas totalmente nuevas para las obras de muchos cineastas que pueden tener ahora una alternativa de difusión. La misma configuración del mercado está cambiando y dentro de ese contexto, la tradición del editor —a la que pertenecemos quienes fundamos Ediciones del Caracol— tiene la oportunidad de tender un puente. Los cineastas pueden encontrar en ella una capacidad de criterio más amplia e inteligente, en todo caso menos pendiente de los índices de audiencia que imponen como criterio los ejecutivos del cine y la televisión. Y el moderno “lector” de estas obras audiovisuales se encontrará frente por frente con un objeto no mediatizado por el estrecho embudo de los canales comerciales que mucho antes han testeado y calificado su visionado o han protegido sus contenidos hasta un unificador y manso “para todos los públicos”. Las obras de los cineastas disfrutarán también a través de la lógica de la cultura del catálogo editorial, de una perdurabilidad en el tiempo que las obras cinematográficas alcanzan por lo general con mucha dificultad. 

No dudamos que las librerías y las bibliotecas —algunas de las cuales ya cuentan con un departamento de videoteca—, en su ancestral condición de hogares del conocimiento, comprenderán el papel que les corresponde en este nuevo escenario de la cultura contemporánea. Confiamos en que sabrán diferenciar la amenaza que para el libro representa el audiovisual de mero entretenimiento, no por ello inofensivo, y su permanente caudal amorfo que todo lo invade, de las obras realizadas con imágenes y sonidos cuyo rigor e interés exijan no sólo encontrarse con su destinatario inmediato, sino perdurar en el tiempo para que sucesivas generaciones puedan comprender el mundo que las antecedió.